Una buena formación musical es lo que distingue a un cantante del montón de un cantante excelente.

Personalmente huyo del tópico o creencia, muy errado, para mi gusto, de que saber demasiada música puede deformar al cantante. El instinto musical sin duda es un requisito fundamental, pero siempre debe estar acompañado por un rigor en la lectura musical de la partitura y un gran respeto por lo que el compositor escribió.

¡Cuántas veces hemos visto cantantes a causa de los cuáles, cuando llegan a pasar el repertorio con la orquesta, el maestro debe parar una y otra vez el ensayo porque no se saben bien su línea! Suele suceder que no se han estudiado la medida real que el compositor escribió, porque se lo han estudiado a partir de una grabación.

Estudiar solo a través de una grabación tiene peligro porque la partitura de un oído a otro se va desvirtuando, perdiendo su rigor, por no hablar de los posibles errores que pueda tener el artista que realizó la grabación, y que, si no se detectan, se repetirán una y otra vez. Y, además, lo que es más importante, nos estaremos perdiendo la posibilidad de crear nuestra propia versión, aquella que nos define como intérpretes, nuestro sello, nuestra manera particular y única de interpretar la música, la que nos distingue entre los demás artistas.

Creo que los maestros de las escuelas y conservatorios deberían exigir al cantante una preparación musical y más rigurosa antes de salir al mundo profesional. Deberían explicarles que no deben acomodarse y conformarse con unas ligeras nociones de lectura musical porque después, en el mundo profesional, van a estar muy limitados. Deberían contarles que la intención musical ayuda a la técnica, que el texto se debe meter en la medida que el compositor lo escribió y no en una medida aleatoria, que una vez que ha interiorizado el solfeo es cuando puede dejar salir el sentimiento, que siempre que se respete la medida se puede jugar con ella, hacerla a nuestro gusto, que si se sabe musicalmente y estilísticamente lo que se quiere hacer ya se tiene medio camino recorrido, y que la voz funciona mucho mejor cuando el aire sabe a dónde va, etc…

Una buena base musical le dará al cantante mucha más seguridad a la hora de salir a escena y esta seguridad mejorará exponencialmente su relación con los demás músicos y con el resultado final de su actuación, lo que le llevará al éxito.

Desde hace años practico leer en silencio cada partitura nueva que debo estudiar. Antes de oír cualquier versión, e incluso antes de pasarla a piano, me siento delante de ella y empiezo a imaginar como suena, no miro solo mi línea, sino también el acompañamiento, los cambios de tempo, la estructura, el texto, el argumento, la época y el estilo, etc… Esto me hace sentirme más cerca del compositor, entender mejor el sentido de su obra. Me parece fascinante cómo desentrañando ese lenguaje de signos escritos sobre un papel, muchos de ello hace siglos, pueda surgir algo tan transcendental como la música con todo su poder y su magia.

Después de imaginar la música, lo que más me sorprende y me divierte es comprobar que, al escuchar alguna buena versión, suena muy parecido a cómo yo lo había oído en mi cabeza. Y es que el lenguaje de la música, al igual que cualquier otro lenguaje, está creado para transmitir un mensaje que se hace real en el momento en que el músico lo sabe descifrar.

 

 

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